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Amigos.

 

 

 

 

 

Alberto, un muchacho de quince años, estaba acostumbrado a la vida rural con espacios abiertos,  libres de contaminación y ruidos, con olores a hierbas y a campo. Pasaba los días en soledad haciendo lo que más le gustaba; prepararse pequeños terrenos y plantar en ellos todo lo que podía. En una ocasión puso unos cuantos granos de maiz y lo cuidó tanto, que llegó a coger unas cuantas mazorcas que luego se las dio a los animales que cuidaba en su casa. Era feliz con sus plantas y animales y no le importaba no tener contacto con otras personas. Había dejado los estudios porque tenía que trabajar para aportar su sueldo a la economía familiar, pues ésta era muy limitada.  A sus padres les preocuba la soledad en la que se había instalado, a pesar de que daba muestras de encontrarse muy agusto.

Todo cambió cuando a su padre le comunicaron que, por razones de su trabajo, tenían que cambiar el lugar de residencia. Al chico no le gustó nada el sitio donde les mandaron. Se trataba de abandonar los espacios naturales para instalarse junto a la ciudad, donde abundaban las aglomeraciones de gente y vehículos por todos lados, polución y malos olores por diferentes zonas, en fin, nada que ver con lo que había vivido hasta ese momento.

Pasados los primeros días, no encontraba la manera de hacer las cosas. Todo era nuevo y tan distinto de lo que estaba acostumbrado que no veía el momento para mezclarse en toda aquella multitud  de ruidos, edificios, personas… Su padre, se dio cuenta de lo mal que lo estaba pasando y decidió presentarle a otros muchachos de su edad, cuyas familias él conocía. En un principio fueron dos, Antonio y José, que luego fueron aumentando al conocer a los amigos de ellos. Fueron unos momentos de duda, de reconocimineto, de observación, hasta que, pasados los primeros días,  empezaron a hablar de sus cosas, y entonces se dio cuenta de la distancia que existía entre ellos. Todos eran estudiantes de bachillerato, mientras que él, había dejado los estudios y sólo pensaba en trabajar. Lo de hacer cosas con sus propias manos era lo que más le recompensaba.

El hecho de que él no fuera estudiante, no supuso ningún inconveniente para que lo aceptaran en el grupo de amigos, más bien al contrario. Les gustaba que tuviera soluciones para muchas cosas, de tipo manual, que ellos no conocían. A Alberto le gustaban mucho las plantas, flores, árboles y todo lo relacionado con el deporte, cosa que les sorprendía.  Les encantaba escucharle cuando hablaban del tema. Se creó una relación muy buena entre todos ellos.   

A medida que pasaba el tiempo, la amistad se hacía más fuerte y fue conociendo a más personas, incluso algunas chicas. Lo de relacionarse con jovencitas de su edad, era toda una sorpresa para él, pues le parecía como algo muy lejano para un chico con maneras y gestos rudos y las manos grandes y callosas por el trabajo.

Alberto se daba cuenta de que la diferencia entre él y sus amigos cada vez se hacía más grande. Ellos en la universidad y él haciendo el mismo trabajo. Fue entonces cuando decidió que necesitaba estudiar algo si quería avanzar, tanto en lo profesional como en lo  social. Sin pensarlo más habló con José, que había empezado ingeniería, y le pidió que le ayudara, que quería empezar algún estudio. Su amigo le aconsejó que ampliara cultura general, que él mismo le daría clases, y más adelante ya se vería si estaba decidido a seguir.

Los resultados no tardaron en llegar, Alberto dedicaba todo el tiempo que disponía para hacer lo que José le mandaba, alcanzando un nivel bastante notable. Como los resultados eran buenos y quería seguir estudiando, hablaron  los amigos, y quedaron  que entre todos le darían clases para que pudiera sacarse el bachiller. Así empezó una nueva etapa en la vida de un muchacho acostumbrado a pasar mucho tiempo al aire libre,  y que poco a poco, pasó a ser todo lo contrario. Al tener que seguir trabajando y sacar adelante los estudios, se pasaba todo el tiempo metido entre paredes dejando de lado algo que le gustaba mucho, sentir el aire y el sol.

Con el paso de los años terminó los estudios gracias a su esfuerzo y a la ayuda que le prestaron unos buenos amigos que le apoyaron en todo para conseguir una mejor formación académica. A pesar de todo lo logrado, no se olvidó de su amor a los animales y a la naturaleza. También le seguía  gustando estar solo, aislado de las aglomeraciones y de las fiestas, centrándose más en descubrirse a sí mismo, saber quién era y qué quería. De esta forma consiguió alcanzar algunos de sus objetivos.

Con buenas amistades, adaptación, constancia y trabajo, se pueden conseguir mejores resultados.

 

JLuis.

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